martes, 30 de septiembre de 2014

Una más por la cultura autogestionada




En el Parque Avellaneda se llevó a cabo este domingo el cierre del Festival de Cultura Autogestionada (FCA), organizado por un grupo de productores, artistas y espacios de la ciudad de Buenos Aires. Punto final del raid de encuentros, desde que se inició el domingo 21, en esta oportunidad tocaron, entre otras, las bandas: “Morbo y mambo”, “El mató a un policía motorizado”, “Violentango” y “Ensamble Chancho a Cuerda”. Estos últimos, recién llegados de Brasil, (donde estuvieron presentando su tercer disco, “Deconstrucción”), cantaron temas de su repertorio anterior. El nuevo disco está próximo a salir en Buenos Aires.

Hubo un escenario principal al aire libre y otro, más chico, techado. Fue importante la calidad y potencia del sonido por tratarse de un lugar abierto. Siempre se escuchaba bien y eso permitía la atención del público, que se acercó en gran número. Hubo también lecturas y proyecciones, una intervención de danza-teatro, y decenas de puestos de artesanos, editores independientes de libros y un stand del colectivo musical Elefante en la Habitación (EH!), al que pertenecen, entre otros, los Ensamble Chancho a Cuerda.

El viernes anterior había tenido lugar un show de cuatro bandas en el Espacio Dinamo, en el barrio de Abasto. También en el marco del FCA, allí abrieron la noche “Pablo y Tadeo”, una dupla de guitarra, teclados y voz. Continuaron Camila López, solista de guitarra clásica y El Equilibrio Cósmico, quinteto liderado por Fabio Obregón. Cerró la noche Valentín González, ex Lunes Lento.


Distintas organizaciones, como FCA o el Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA) vienen llevando a cabo diferentes actividades para modificar las condiciones que hoy tiene su trabajo. Coercionado por cientos de clausuras y un sistema burocrático en las habilitaciones de los espacios (que tardan años en ver la luz), el ambiente de la cultura autogestiva hoy necesita de acciones concretas. Quienes trabajamos en Wara Wara nos alegramos  de que los protagonistas de ese cambio sean los artistas, gestores, y productores independientes.

lunes, 22 de septiembre de 2014

De bajos y mandolinas

Nadie se animaba a subir a la terraza para dar el acorde inicial de la noche. "La cocina de Wara Wara es un buen lugar para hacer el show", dijo Rodrigo. Muchos pedían un trago y se quedaban charlando con quien encontrasen cerca de la barra. Y de fondo la discusión. Terraza sí, terraza no.

Sabrina y Julieta decidieron subir a probar cuan fría estaba la noche para hacer el show afuera. Una vez en la terraza, todos los presentes nos sentamos en mantas y almohadones que estaban dispuestos en forma circular. Sabrina sacó algunas fotos para dejar un registro de que, aunque sea, nos animamos a probar. Después, cada uno agarró algo y ayudó a llevarlo al living, donde finalmente se llevó a cabo el show.

Mientras esperábamos que se diera inicio y salieran los primeros platos de la noche, Martín Marceesi y Dolores Mazzoni nos mostraban sus instrumentos: un bajo acústico de seis cuerdas y una hermosa mandolina. Un chico que estaba entre el público pidió tocar unos acordes en el instrumento de Dolores, que se lo prestó. Él contó que tenía una banda con amigos. Mientras, Martín también ofrecía su bajo a todo el que quisiera tocar. Como era acústico, sonaba bastante despacio. Pero si nos callábamos todos, se oía muy bien.

Sentado en una silla y muy cerca del público, la sesión la abrió Rodrigo Ruiz Díaz, de Chaucoco!, en guitarra acústica. La complicidad de la gente siempre estuvo a la altura, con los silencios que se precisaban para que se desarrollara este tipo de shows acústicos. Después de Rodrigo, pasó Sebastián Mattiassi, que sorprendió con un texto de Cortazar que no estaba anunciado. Con una gran capacidad de expresión oral se fue moviendo por el living a medida que nos contaba la historia de los pescaditos que habitan en el cuerpo de las personas. Todos lo oímos atentos.  Luego tocó tres temas para dar paso a Dolores y Martín, que hicieron el set más largo, de entre seis y siete canciones entre ambos. Cuando terminaron ellos, abrieron la convocatoria al público en general. Fue en ese momento cuando Agustín Bucich, que estaba entre los espectadores, tocó dos temas. Después de un pequeño break, hubo una segunda ronda de todos los artistas, cerrando la noche Martín y Dolores.


sábado, 13 de septiembre de 2014

"Desde que noté que mis amigos me ayudaban a mover los engranajes de mi proyecto empecé a tener una concepción más colectiva de mi trabajo. El Latido en la boca es producto de eso.


Hablamos con Señorita Carolina a horas de su show en Wara Wara. Su nuevo disco El latido en la boca, la importancia de sus amigos en esta etapa de su carrera y el motivo de la creación de su nueva banda. 


"El latido en la boca era esta urgencia de decir desde lo más hondo de mí, y al mismo tiempo tenía que ver con el corazón y con el ritmo. Era como estar en un bosque y que el suelo latiera, y que ese latido  estuviera en mi boca. Algo que tenía que ver conmigo quería salir. Tal vez un decir, una palabra más sentida."

¿Podrías reconocer qué momento de tu vida se ve reflejado en El Latido en la boca?

Es complejo de sintetizar, porque a veces las canciones salen de tantas partes de una que es difícil encontrarles el por qué. Pero podría decirte que necesitaba un poco más de ritmo en la música que estaba haciendo. Por eso en este disco aparecen algunas bases electrónicas; las baterías y los bajos están un poquito más al frente. Por ahí en El Latido en la boca esté diciendo cosas que ni siquiera yo tenía ganas de escuchar sobre mí. Es un trabajo que tiene mucho barro, digamos. Tan así era, que hay un tema, que quedó afuera, que se llama Napas. Cuando cerré el disco, Napas no terminó de cuajar ni tampoco tenía mucho que ver con el resto de los temas. Además ya me parecía demasiada cargada la cuestión de lo profundo. O sea, no hacía falta hablar de napas para transmitir que estaba cantando desde lo más profundo de mí.


Esto del disco conceptual, ¿te pasó en los anteriores?

En el primero no, porque uno en general siempre tiene canciones que viene acumulando de varios años. Pero en los últimos discos te diría que sí, porque son temas que fui componiendo con lo que me pasó en los últimos años. Igual, siempre rescato alguna canción de otra época, o alguna letra. Pero en este disco no pasó.


Los primeros temas son cercanos al pop/rock y el resto varía hacia un sonido bastante experimental. También hay acordes de blues en alguna canción. Teniendo en cuenta estos elementos ¿qué idea te seducía del disco? ¿Querías transitar géneros o ritmos diferentes?

La verdad es que no lo sé. Lo que yo tenía pensado antes de grabar el disco era para qué lado iba a ir cada tema. Y tenía un formato general de ritmo, también. Además, en mi cabeza flotaba una idea, que era una imagen. Y la imagen era que yo estaba dentro de un bosque y de noche. Así cabría cualquier posibilidad. En general no tengo mucho prejuicio con los géneros que vayan apareciendo. Y por el mismo motivo las canciones quedaron así. Un poco más pop al inicio (más sensual o sexual), mientras me iba metiendo a ese bosque. Después de eso se pone medio denso. La imagen es como que estoy en un pantano. Ahí llegué al medio del bosque. Y el último tema, con Fernando (Kabusacki), que es un tema muy diurno, está ahí puesto porque lo sentía como la salida, como que se iba haciendo de día. Ahí cierra la imagen conceptual. Para mí era importante que El Latido… se pudiera escuchar desde el primero al último tema, en orden. 

Este disco tiene un sonido muy profesional, muy de banda. Teniendo en cuenta esto, y en relación a las condiciones de sonido de la mayoría de los espacios en los que tocás, ¿te cuesta pasar del set con banda al de solista con guitarra y voz?

No. Para mí son cosas totalmente distintas. Yo sigo haciendo muchos shows en los que me subo a tocar sóla con la guitarra y mi voz. Tengo otro set que es a dos acústicas, que es un poquito más fino, digamos. Y también tengo el set con banda, que para mí era muy importante que apareciera en este disco. Presentamos en Casa Brandon, que es un lugar bien chico, pero llevamos equipos para poder tocar en formato eléctrico, llevamos operadores y armamos de una manera especial para que saliera lo más fiel al disco posible. No es algo que podamos hacer siempre, porque no hay muchos lugares para tocar en esas condiciones. Pero no, no me cuesta en absoluto pasar de uno a otro registro.


Casi todas las canciones del disco tienen invitados. ¿Es este momento de tu carrera en el que te sentís con una particular afinidad musical con tus pares? ¿O tiene más que ver con tu recorrido musical?

Es este particular momento. El último disco que saqué, anterior a El Latido... (el último en vivo: De melones, hermanos y carros) lo presentamos en el teatro IFT. Hicimos una movida muy grande, preparamos mucho el sonido, una buena iluminación, pero vino muy poca gente de afuera de mi entorno. A partir de ese día me di cuenta de que mis amigos son mi familia. Porque, además de nosotros, arriba del escenario había amigos ayudándome de onda por algo que para mí era muy importante. Era como que estábamos haciendo funcionar un engranaje. Desde ese día estoy más abierta. Bajé un poco con el ego y por eso en el disco me parecía bueno que participaran amigos y conocidos. Además, siempre te deja algo nuevo el hecho de que otros artistas pasen por tu disco. Se aportan así elementos que no te hubieras imaginado nunca en un tema. Eso fue lo que pasó con este disco y calculo que en el próximo va a pasar algo parecido.


Con la mayoría de los artistas invitados habían grabado o tocado juntos. Pero con Fernando Kabusacki, ¿habías hecho algo anteriormente?

No, con Fernando fue particular. Él muchas veces participa como invitado de una banda que se llama El Tronador, liderada por Marina Fages, que es su amiga, y quien hizo la tapa de mis dos últimos discos. Ella no canta ni toca en El Latido… pero su presencia es muy importante. Yo empecé a ser invitada por El Tronador y con Fernando tuvimos onda desde el principio. Él es una persona muy afectuosa, entonces decidí que era alguien que tenía que estar.

¿Cómo surge El Asunto? Una banda de cinco mujeres, inevitablemente va a expresar una mirada femenina del mundo, pero, ¿La tienen predeterminada? ¿Qué buscan transmitir?

La verdad que no. No lo tenemos pensado. Yo soy de las más feministas (se ríe), pero el resto vienen de otros palos. La idea fue de Laura (Ciuffo) de Hamacas al río. Ella quería hacer música con mujeres porque siempre tocó con varones. Así nos convocó y propuso el proyecto. Al principio pensamos en hacer un ciclo, pero hicimos el debut, un par de fechas, y se fue armando una banda. Hasta ahora no compusimos nada juntas pero estamos agrandando el repertorio con canciones propias de cada una. Hay ya una primera, que compuso una de las chicas, que no va a ir a parar a un disco suyo sino que es para sumar a nuestro repertorio.

Yo creo que cada una aporta su visión de lo femenino a la banda. Paula Meijide tiene un tema que habla de la menstruación, pero que no se nota porque habla de la luna y qué se yo... yo tengo otra que habla de eso pero que es más militante, mi cuerpo es mío y cosas así. La de Paula es más hippie quizá. Y otra de las chicas tiene una canción más de amor. O sea, se va construyendo una visión colectiva y plifacética de la femineidad. Como en la vida. También se da esto en los géneros y en el estilo. Por ejemplo, una de las chicas trajo mucho de folklore, que no forma parte de lo que yo hago. Y recién, mientras esperaba que me llamaras, estaba componiendo algo que empezaba a parecerse a una zamba. Hay como una complementariedad en varios aspectos.


¿Cómo están pensando el show de mañana con Mariana Päraguay en Wara Wara? ¿Van a tocar temas juntas o cada una armará su repertorio?

Con todas las ganas de que salga hermoso. A mí me encanta tocar con Mariana porque tiene una forma particular de arpegiar y un color más dulce de voz. Como ella llega un día antes de Mendoza, es posible que armemos algún tema juntas (aunque no demasiados por cuestiones de ensayo). El resto van a ser canciones de una y de otra. Lo que no definimos aun es si vamos a tocar por turno o en formato ping-pong. Yo voy a subir al escenario con guitarra y voz, que no es poca cosa.


Para escuchar a Srta Carolina http://srtacarolina.bandcamp.com

sábado, 23 de agosto de 2014

"Tenemos ganas de ampliar nuestro repertorio y de salir a tocar afuera de Buenos Aires"


Con un flequillo que le tapa la mitad de la frente, Eva dice que La Colmena (16 integrantes mujeres) surgió del enjambre de abejas que dejó Luna Monti, cuando decidió dar fin al ensamble vocal que dirigió hasta 2011. Y es que cuando la abeja reina se va, quedan las obreras, y su misión es seguir construyendo, no importa cómo.

O sí. Porque en abril último, tres integrantes de La Colmena viajaron a Cuba a presentar su proyecto cultural de “Trabajo artístico con funcionamiento horizontal y autogestivo” en el marco de la charla “Experiencias artísticas autosustentables“ del VII Encuentro Internacional Presencia de Paulo Freire”.

“¿En qué consiste el laburo autogestivo que realizan?”, le pregunto. “Para organizarnos, nosotras nos repartimos actividades en lo que llamamos ‘comisiones’. Tenemos de prensa, de fechas, etc. Lo que buscamos es dividir el trabajo para dinamizarlo y que se torne ameno y sencillo”, me dice. Si dieciséis personas es un grupo grande y difícil de coordinar, otro poco lo es la heterogeneidad de sus integrantes. En La Colmena hay una psicóloga, una historiadora, una diseñadora gráfica, una cineasta, maestras jardineras y actrices…   
               
“En cuanto a los arreglos de nuestros repertorios (La Colmena no tiene temas propios, pero se apropia de todos) también pensamos en una división en pequeños grupos: un grupo elabora y pule los arreglos vocales, otro se encarga de los de percusión, otro de la puesta en escena, etc. El funcionamiento es horizontal y cooperativo, eso es un pilar del grupo. Para la dirección, en general vamos rotando en cada uno de los temas. Nos parece mejor para que cada una desarrolle sus potencialidades”.

“¿En qué aspectos consideran que crecieron luego de ese viaje a Cuba?”, le pregunto. Dice “En primer medida, nos sirvió para darnos a conocer allá y para tener muchas posibilidades de viajar todas el año que viene a realizar presentaciones. Además, nos sirvió para contactarnos con otros grupos, como el Ensamble Vocal Luna, con el que nos une una línea en el estilo.

“¿Qué otros grupos o bandas de su generación conocen? ¿A cuál o a cuáles sienten más “cercanas” artísticamente?”. “No es fácil, en el ámbito en que nos movemos y por el tipo de música que hacemos, sentirnos cercanos a otros grupos. El ensamble es un formato de música muy especial, difícil de comparar. Depende de la cantidad y los tipos de instrumentos que se toquen, además de otros factores. Sin embargo, conocemos y nos sentimos cercanos a grupos como La Maderosa o Las Quinceletras por ser proyectos de otras de las chicas de La Colmena.

“¿Cómo está compuesto su repertorio?”. “Nosotras nos nutrimos de la música folklórica argentina y latinoamericana principalmente. Digo principalmente porque también tenemos temas africanos y hasta hay uno sueco. Tratamos de que a nuestro repertorio no lo defina un género o estilo particular, sino lo que en términos expresivos la canción nos “diga”.

“¿Cómo se ven de acá a uno o dos años? ¿Qué les gustaría lograr?” “Esta semana tuvimos una de nuestras reuniones grupales y una de las cosas que tenemos ganas de hacer es de ampliar nuestro repertorio, que al día de hoy se compone de 16 canciones. Otra idea es viajar juntas, por el país, empezar a recorrer. Tocamos poco afuera de Buenos Aires y la verdad es que tenemos muchas ganas. Recién confirmamos fecha en Rosario. Va a ser para el fin de semana largo de octubre. Estamos muy contentas”.

“En Wara Wara vienen tocando desde abril, todos los meses. ¿Cómo viven el desarrollo del ciclo?” “Wara Wara es nuestra casa, así nos sentimos y así vivimos los shows que estamos dando. Es un lugar muy íntimo y especial para nosotras. Tenemos plena libertad en cada fecha. Y lo mejor: nos atienden muy bien cada vez que vamos, jaja. Ahí tocamos hasta noviembre, a excepción del mes de octubre”.

“Otro de los shows que se les vienen es en Hasta Trilce el 28 de este mes. ¿Cómo lo están preparando?”. “Va a ser muy distinto a lo que estamos haciendo en Wara Wara. Por las dimensiones del escenario, que es bastante amplio, vamos a darle mayor desarrollo a una de las vetas de nuestros shows que no siempre podemos mostrar: la danza. Para ese show nos vamos a preocupar especialmente del vestuario, los trajes y darle un toque distintivo a la escenografía”.


Otros panales: 


http://lacolmenagrupo.tumblr.com/

  

martes, 17 de junio de 2014

"El humor atraviesa accidentalmente todo lo que hacemos"



Charlamos con Santiago Martinez y Leni Rodriguez, protagonistas del próximo encuentro de lectura y música en Wara Wara. Cómo surgió su proyecto, cuáles son sus influencias y qué tienen preparado para el show del 27.



WARA WARA: ¿Cómo surge la idea de laburar juntos, uno tocando y el otro leyendo?

SANTIAGO: Yo ya venía haciendo mis canciones cuando me encuentro con el Leni escritor (porque nosotros somos amigos de toda la vida). Cuando le dije: “Vos tenés que hacer letras para mis canciones”, el negó esa posibilidad, en principio. Y de golpe, nos empezamos a juntar y se armaron una gran cantidad de canciones. Algunas están grabadas por la banda "El Kuelgue" (NdeR: donde Santi es tecladista). Entre otras, está la canción “Si no te vas”, registrada en el disco “Ruli”, que es una canción que hicimos nosotros, a priori, para nuestro proyecto personal. Cada integrante de "El Kuelgue”, después, se apropió de esa canción y la hizo suya. De hecho, a Julián Kartún, el cantante de la banda, le queda muy bien el tema. Además, en esa canción tuvimos el honor y la gran suerte de que la grabara Sergio Dawi, quien fuera saxofonista de los Redondos.

WW: ¿De quién fue la idea de tocar como en una especie de ping-pong? ¿Cómo se les ocurrió?

SANTI: Un día mi hermano me mostró el dúo que hacían Juan Quintero y Luis Pescetti, uno tocando y el otro leyendo y se lo comenté tímidamente a Leni, que investigó que eso lo habían hecho un montón de duplas. No era que lo estábamos robando a ellos, sino que era una especie de recurso que se usaba. Entonces lo probamos un día que a Leni lo habían invitado a leer a un ciclo de cultura en radio.

LENI: A mí nunca se me había ocurrido llevar a la voz lo que escribía. Me parecía un poco solemne y aburrido. Porque es algo que yo tampoco consumiría. Básicamente porque no soy un recitador de poesía. Pero me empezó a parecer que algunas cosas sólo las podía expresar si las decía, o si Santi las interpretaba desde lo musical.



"A lo que vamos a hacer el 27 en Wara Wara le tenemos muchísima fe. Va a ser la primera vez que toquemos oficialmente como Leni Rodriguez y Santi Martinez"


WW: ¿Qué va a tener de especial o distinto el show del 27 de junio, en un lugar tan íntimo como Wara Wara?

SANTI: A lo que vamos a hacer el 27 acá le tenemos mucha fe. Va a ser la primera vez que hagamos un show oficial como Leni Rodriguez y Santi Martinez. Porque lo que venimos haciendo son pequeñas muestras, pero acá lo queremos desarrollar bien. A nivel estética, por tratarse de un lugar tan especial en su relación con el público, la idea es mezclarnos entre la gente e intentar evitar el escenario. Esconder los retornos y los micrófonos para estar más cerca de la gente, que no haya un espacio escenario y otro de público. En cuanto al show, el hecho de que sea ping-pong no quiere decir que sea improvisado, que no esté preparado. También vamos a leer cosas de otros autores, en general no consagrados y hasta de gente que no viene de la literatura. Y si Dios quiere va a estar acompañándonos Lisandro Silva Echeverría, que es un guitarrista que tocó mucho tiempo en España y ahora vive acá.

WW: Leni, ¿sentís que desde que trabajan juntos, en algún momento, tu manera de escribir cambió con respecto a cómo lo hacías cuando no laburabas letras para ser cantadas?

LENI: No lo siento así. En realidad, es como si fuera algo más atemporal. Si te fijás en el día cero, que sería cuando arrancamos hace más o menos 3 años y lo hacés ahora… no hay un método concreto. A veces yo tengo algo y le ponemos música, a veces empezamos a hablar y sale algo.

SANTI: Muchas canciones que tenemos hechas las “robamos” de los escritos y poesías de Leni. El escribe en Facebook/derechoalapereza. Si el poema no era adaptable musicalmente, entonces nos robábamos un pedazo y lo usábaos así, o lo continuábamos. “Si no te vas” empezó así, “Limón 14” también. Los dos nos metemos un poco en el laburo del otro. No hay cuestiones de ego. Todo es producto de los dos. Lo más lindo de Leni es que tiene la intuición que yo pierdo al tener tantas herramientas de teoría musical. No buscamos nada en particular, buscamos pasarla bien. Hacemos las cosas porque nos gustan.

WW: ¿Y cuáles son las características destacadas que los diferencian cuando laburan juntos?

SANTI: Mirá, yo siento que el humor es la principal característica. Me pasa en El Kuelgue” también, donde al laburar con Julián Kartún, hacemos una dupla bárbara. Hay gente que viene y me dice “Che, lo que hacen en El Kuelgue es música en joda?” Fuera de eso lo tengo a Leni. Para mí es especial esa energía que aparece cuando yo toco y él lee. Por la personalidad de cada uno, por la confianza que nos tenemos, pero sobre todas las cosas por el humor. El humor atraviesa, inevitablemente, todo lo que hacemos, a pesar de que nuestra propuesta no está pensada desde ahí, desde lo lúdico. 

LENI: A mí me resulta algo muy lúdico, pero no lúdico en el sentido de divertirse, sino de profundizar nuestra relación, porque nosotros, básicamente, somos amigos. Y los proyectos con amigos siempre son especiales. Ahora también se sumó que es una especie de laburo, si se quiere, pero se mantiene lo lúdico. Me parece que lo creativo explota en su mayor esplendor, en las reuniones de relaciones íntimas de las personas. Juntarse con un grupo de amigos, o en los momentos en pareja, la gente se abre, pierde la vergüenza, y salen cosas increíbles. Así creemos que funciona nuestra relación.
Hay veces que se nos dificulta laburar porque por ahí yo quiero hacer más géneros pero él, que ya pasó por esa experiencia en “El Kuelgue”, no le copa tanto. Ponele, le digo: “Che, ¿por qué no hacemos una cumbia?” y le cuesta prenderse con eso. Entonces en nuestro proyecto decidimos quedarnos en la canción. Que lo más importante sea la canción (la melodía, la letra, la armonía) y no el efecto cuarteto o cumbia o tango.

WW: Pregunta para Leni: Al momento de escribir, ¿qué te inspira? ¿A qué le escribís?

LENI: En mi caso, aunque quizá lo que escriba parezca un poco abstracto, siempre tiene que ver conmigo. Yo milité muchos años en una agrupación política (PTS) que tiene un formación literaria importante. Escribiendo en los medios de la agrupación comencé a darme cuenta que podía hacerlo mucho mejor que lo que hablaba. Yo creo que mis letras tienen que ver con mi experiencia política, no en el sentido de propaganda ni tampoco porque tengan un mensaje en sí mismo. Por el hecho de que buscan una reflexión profunda. Y a veces son reflexiones que yo sólo entiendo, pero no busco explicarlas. A eso trato de mezclarle mi experiencia y el sentido del humor.

WW: Y al hacer una canción, ¿qué influencias reconocen?

SANTI: Nuestra música a veces es una mezcla de algunos elementos o influencias clásicas, como pueden ser, en mi caso, Lito Nebbia, Fito Páez, y en el caso de Leni, Silvio Rodriguez o Pablo Milanés, pero de repente puede tener cosas totalmente desestructuradas al estilo del rock progresivo, por dar un ejemplo. Con esto quiero decirte que las influencias siempre están detrás de lo que hacés. Pero siempre buscamos romper un poco las estructuras. A mí no me gusta componer cosas que ya escuché en otros artistas tantas veces. Tampoco soy Stravinsky ni busco serlo. Quiero ser algo original. Es una búsqueda personal también.

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Santiago Martinez y Leni Rodriguez tocarán el próximo 27 de junio en Wara Wara, en el ciclo Piedra, papel o corchea, desde las 22. Será el primer recital oficial del dúo desde que trabajan juntos.

Santi Martinez es tecladista y vocalista de la banda argentina El Kuelgue. Desde hace unos años se viene presentando en distintos escenarios, en forma solista, tocando sus canciones con distintos invitados.

Leni Rodriguez es escritor y desde hace unos años, escribe y compone junto a Santi Martinez.

Mayor información de los artistas:

Plus Santi y Leni: https://www.facebook.com/SantiMartinezYLeniRodriguez?fref=ts

Plus Leni Rodriguez: https://www.facebook.com/derechoalapereza?fref=ts

Plus Santi Martinez: https://soundcloud.com/santimartinezz